Sobre metas y sueños

Mucha gente está contenta, así como mucha gente augura y espera lo peor para este año. Qué puedo decir… Cualquier cosa es posible en lo que no controlamos. ¿Pero en lo que está bajo nuestro control? ¿Nuestro día a día? ¿No sería importante orientarlo hacia algún lado?

Mi 2023 pinta muy bien porque mi 2022 fue muy bueno: La etapa de mi vida de incertidumbre y zozobra, es decir, de mera supervivencia terminó en cuanto encontré un trabajo estable, y por fin pudimos invertir tiempo y dinero en nuestro sueño inminente: tener hijos. El año pasado pudimos comenzar el proceso de encontrar y solucionar el obstáculo que nos ha impedido ser padres estos casi 5 años de matrimonio que llevamos. Pero el proceso nos ha enfrentado como nunca a la posibilidad de que los hijos no lleguen pronto, o no lleguen nunca.

Pasé estos últimos meses pensando en eso… Y sobretodo preguntándome qué podría seguir entonces. Desde que me senté a elegir maestría hace 8 años, no pienso en cuáles son mis metas, mis sueños… Volví de hacer la maestría y en breve comprendí que encontrar empleo no sería fácil, y que lo principal era casarnos, y luego, empezar a pagar mi préstamo estudiantil. Esas metas han sido logradas y se pueden chulear. Luego seguían los hijos… Pero los hijos no llegan… ¿Qué sigue entonces?

Pues nada… Aprovechemos la coyuntura que es siempre el 31 de Diciembre y el 1 de Enero y revisemos todo: Hay varios proyectos profesionales que tengo el tiempo de desarrollar, y hay mucho que quiero escribir. Estamos jovenes aún, y estamos juntos por fin. ¿Por qué no soñar con viajar otra vez? ¿Por qué no comprar carro y tener más independencia? Es el momento de plantearlo y ahorrar.

Tuvimos la oportunidad de sentarnos y hablar con mi bello esposo, y con una motivaci´ón que antes no habíamos encontrado, empezamos a hacer averiguaciones y a ver los pasos concretos. Y al día siguiente empezamos con el paso 1. Es como si la tormenta se hubiese calmado y pudiéramos ver el sol de nuevo. Es como que ahora tengo unas ganas enormes de ser yo, de estar casada, de trabajar y de sacar un montón de cosas que tengo dentro.

5 años, 3 miradas, en retrospectiva

Una reflexión que hice en el 2019.

Hace 5 años casi exactos recibí mi diploma de Músico. Lo recibí agotada físicamente, y con la sensación de que había tomado la decisión equivocada al elegir los énfasis que elegí: canto y composición. 


El último año de carrera mi desempeño no había sido muy bueno, y pensé que no sabía componer, y recién me gradué me di cuenta de que mi técnica vocal no era perfecta. A pesar de estar conflictuada e insegura de mis habilidades, me vi obligada a lanzarme a la vida profesional. 


Comencé dando clases particulares, también en una Escuela de Artes y cantando en un coro de música sacra de aficionados. Yo me veía a mí misma con desconfianza, y sólo deseaba solucionar mi vida personal, profundizar en mi espiritualidad, aliviar mi salud. Era un tiempo de transición en varios sentidos, y no se me había ocurrido retomar mis sueños, pensar a dónde quería llegar con mi profesión. 


Una segunda mirada se adicionaba a mi propia mirada introspectiva. Se trataba de algo que crecía como una sombra abrumadora que entorpecía mi visión: los inclementes juicios de mis familiares. Y no digo que esté mal preocuparse por las generaciones más jóvenes de la familia, y tampoco le veo nada de malo a la forma en que mis padres, tíos, abuelos y primos llevan sus propias vidas; sólo sé que ha sido muy duro cargar con la pretensión de que un oficio no ordinario funcione dentro de los parámetros de las profesiones más ordinarias. 


Sentía mucha presión, debía conseguir algo «estable», es decir: Un empleo de tiempo completo, bien pago y con prestaciones de ley. 
Pero a la vez no tenía idea de dónde buscarlo, porque no tenía claridad de qué quería hacer, o simplemente de qué se podía hacer. Pensé que el campo desde el que podría encontrar un trabajo así con más facilidad era el de la Musicología, y por eso me fui a hacer la maestría en Musicología en el exterior. 


Unas vez lejos de mi tierra y mi gente, vi clarísimo de nuevo que lo que me realizaba, lo que me permitía ser yo misma plenamente era cantar y componer. No había cometido ningún error en mi elección, solamente era joven… ¡¡Cuánta mentira hay en pensar que de las Universidades salen profesionales hechos, terminados a cabalidad!! Si aún queda el resto de la vida para que uno vaya dominando su oficio…


Una vez de vuelta me dediqué a estudiar por mi cuenta, a poner en práctica lo que sólo conocía en teoría, a cantar y a tocar. La música se debe interpretar mucho para que uno pueda comprenderla. Muchas horas dediqué a mejorar mis habilidades en el teclado, en el canto, en la armonización, en mi escucha. Y también pude compartir un poco más de mi proceso y mis habilidades, porque una tercera mirada apareció: la mirada expectante de los extraños del internet. Ellos no me ven como me veo yo, ni como me ve mi familia, no hay nada más refrescante. 


Esta semana en ensayo de coro, me di cuenta de cuánto he crecido como cantante. Acompañando a un estudiante de canto, vi cuánto he avanzado como pianista; y al escuchar una pieza me di cuenta de que sé cómo componer algo así. ¡¡Y sólo han pasado 5 años, que en toda una vida son muy poco, casi nada!! Me gradué en mis 20s, y todavía estoy en mis 20s. 


Después de 5 años, sigo dando clases particulares y en una Escuela de Artes, y canto en un coro de música sacra. Los de la segunda mirada pueden creer que estoy estancada, pero yo no lo veo así, y me siento satisfecha. Ahora doy clases no sólo de canto, sino también de piano, teoría, y dirijo un pequeño coro; y el coro en el que canto ya no es de aficionados, es de profesionales. No cambiaría absolutamente nada de lo que ha pasado estos 5 años, así me implicara una deuda de préstamo estudiantil abrumadora, desacuerdos y lágrimas en abundancia. 


Sigo buscando un ingreso estable para poder pagar mi deuda, pero con toda la certeza de que soy Cantante y Compositora. No abandono la idea de un «empleo estable», pero sé que puede no ser mi única opción. La forma de ganarme la vida que la Providencia disponga es un misterio, sólo sé que aunque paguen o no paguen, yo seguiré cantando y componiendo.