Orfeo y Dionisio, dos caras de la música

He estado leyendo un libro bien gordo que tenía guardado desde antes de entrar a la maestría llamado «La estética musical desde la Antigüedad hasta el siglo XX» de Enrico Fubini, que es un recorrido de cómo se ha entendido la música filosóficamente a lo largo de la historia. Aún no he terminado todo lo referente a la Antigua Grecia, pero ya hay algo que me ha dado mucho en qué pensar, y es esa relación de opuestos entre la música según el mito de Orfeo, y según el dios Dionisio.

El autor llama la atención sobre una especie de obsesión que se tuvo mucho tiempo por demostrar cuál de las dos concepciones de la música, o incluso instrumentos usados por ellas, es superior MORALMENTE (no técnicamente, moralmente).

Resumo en qué consiste la dicotomía:

ORFEO es la música para lira y canto, poesía y música combinadas, si se quiere. En este mito la música no solo sirve para dar placer al oyente, sino que tiene un poder sobrenatural… Hay algo en ella oscuro, trascendental, misterioso. Es como si la razón, que es la letra, viajara en un vehículo de fantasía, que es la música.

DIONISIO es la música para flauta, la música instrumental, la música por sí misma. Es la música que estimula las pasiones, que causa un placer tal al cuerpo que lo mueve a la danza. Incluso creo que el virtuosismo entra en esta categoría por ser la exaltación de las posibilidades técnicas.

Orfeo es contenido, sereno, pensado; mientras que Dionisio es impetuoso, enérgico, espontáneo. Orfeo para los griegos, triunfaba en la ciudad; Dionisio y su asociado Pan (el de la flauta de Pan) son más bien pastoriles, asociados a imágenes del campo.

Y bueno, es que después de ver en qué consiste cada corriente, es difícil no tomar partido porque uno siempre tiene sus preferencias. Pero supongo que es como con los extrovertidos y los introvertidos, ninguno es mejor que el otro, ambos son necesarios para desempeñar distintos papeles en la sociedad.

Si me conocen ya habrán adivinado que soy más del lado Orfeo, y eso que estoy poniendo a un lado la música sacra… Estoy hablando solo de la música a la que tiendo para entretenerme o la que resulta de mis propias composiciones. Claro, es que yo misma soy cantante, los instrumentos que toco me sirven para acompañarme, y la música para mí siempre ha ido estrechamente ligada a la poesía.

Me llamó la atención que hicieran esa relación «Orfeo-ciudad» porque alguna vez estuve muy aficionada a José Asunción Silva y a los poemas (para adultos) de Rafael Pombo, ilustres figuras de la poesía colombiana que no obstante vivían ya en un mundo muy cosmopolita. En esa ocasión había sacado la conclusión de que la poesía en este país estaba más relacionada con la ciudad, mientras que la prosa era siempre sobre el campo. Y es que a pesar de que admiro la belleza del campo, y envidio la vida rural, soy citadina, y más específicamente bogotana hasta la médula. Siendo honesta conmigo misma, no podría con la vida rural desde muchos aspectos.

Adicionalmente, pienso que NO toda la música con voz es Orfeo, y NO toda la música instrumental es Dionisio. Hay música con voces que no dice nada particularmente y que está hecha para bailar, y también hay música instrumental que es tan sensible y elocuente que parece que comunicara algo muy específico.

¿Qué piensan de primerazo de esta idea de los griegos? Me gustaría saber.